Equipo InfoesVida
Dallas, Texas; 20 de agosto de 2016. La Policía Federal, el ejército mexicano, la Marina y la Procuraduría General de la República, buscan por cielo, mar y tierra a Alfredo Guzmán Salazar, el hijo del narcotraficante más famoso del continente americano: Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, quien ya se ha fugado en dos ocasiones de cárceles de máxima seguridad.
El secuestro de Alfredo, ocurrió la semana pasada en un restaurante en las playas de Puerto Vallarta, Jalisco; las autoridades obtuvieron información a través de los videos del lugar en el que pudieron identificar que un comando armado “levantó” a cinco personas más aparte del hijo del narcotraficante cuando se encontraban dentro del restaurante “La Leche”.
A las acciones de búsqueda se sumaron las fiscalías de justicia de los estados de Jalisco y Nayarit pero hasta el momento las autoridades no han informado de los avances de la investigación.
El hecho de que toda la fuerza del Estado esté buscando a una sola persona con tal ahínco, ha provocado el asombro e indignación de la población que reprocha al gobierno mexicano, en todos sus niveles, el no buscar de la misma manera a los miles de desaparecidos que la guerra contra el narcotráfico ha dejado desde hace diez años, y como ejemplo, el caso que más ha conmocionado al pueblo de México es la desaparición de 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa en septiembre de 2014 y “la verdad histórica” de la Procuraduría General de la República sobre la confirmación de que los jóvenes fueron ejecutados y sus cuerpos quemados en un basurero cercano cuando científicos e investigadores han demostrado que esta hipótesis no puede ser cierta.