¿SERÁ NECESARIO ARRODILLARSE ANTE LAS AUTORIDADES PARA QUE TERMINE LA VIOLENCIA EN MÉXICO?

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¿SERÁ NECESARIO ARRODILLARSE ANTE LAS AUTORIDADES PARA QUE TERMINE LA VIOLENCIA EN MÉXICO?

Por Yesenia Daniel

Ayer estuve en el panteón y me pidieron que me retirara porque pretendía documentar de viva voz un testimonio de la familia de una víctima de secuestro: “si entiendes que es un momento muy doloroso ¿verdad?”. Sí, les contesté.

Una familia estaba despidiendo a Miguel Vázquez, maestro jubilado de 50 años que había sido secuestrado y asesinado hace casi dos semanas; un mujer familiar suya, prima hermana de nombre Honorina, habló horas antes a un noticiero radiofónico local tratando de entender por qué su primo había sido asesinado si habían pagado el rescate a los secuestradores y el por qué los mexicanos estamos viviendo una crisis de inseguridad que los gobernantes no pueden parar a pesar de las promesas.

En este caso, el secuestro y muerte ocurrió en el estado de Morelos, ubicado en el centro del país, uno de los estados que a pesar de ser pequeño en extensión territorial, se encuentra dentro de una lista de las entidades con mayor número de secuestros y delitos de alto impacto, junto con la Ciudad de México, Tamaulipas, Estado de México, Veracruz y Guerrero.

La crisis de violencia en México se desató hace diez años aproximadamente cuando el presidente Felipe Calderón en 2006 le declaró la guerra al narcotráfico, miles de muertes se han documentado desde ese entonces y el sufrimiento de las familias es el mismo porque son las víctimas colaterales de una guerra en la que la corrupción de los funcionarios de gobierno ha quedado desmantelada una y otra vez pero en la que hay escasos castigos contra la clase política.

Los efectos de esta guerra la conocen en las fronteras con Estados Unidos, las autoridades de aquel país han recibido en los últimos años a ciudadanos mexicanos que están huyendo de la violencia por la lucha entre células delictivas por dominar territorios o “plazas” de distribución de drogas en gran parte de México.

Miles también han sido los testimonios de personas, hombres, mujeres y niños, obligados a trabajar con el crimen organizado bajo amenaza de muerte o con hacerle daño a su familia, por eso las personas abandonan sus hogares, es el éxodo y la esclavitud del siglo XXI.

Al ser el narcotráfico de drogas uno de los delitos más perseguidos y en donde más se les ha afectado a las células delictivas, se han disparado otros de alto impacto como las extorsiones, la trata de personas y los secuestros; todo como parte de un negocio redondo de las mismas bandas de narcotraficantes.

Ayer, la familiar del hombre que murió asesinado por sus secuestradores, pensó lo mismo que muchos mexicanos al conocer la desesperación de una madre que se le arrodilló al secretario de gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, para que le ayudara a localizar a su hija secuestrada días antes.

¿Será necesario ir a arrodillársele a los altos funcionarios para que sus familiares aparezcan?

Esa madre de familia que se arrodilló tuvo “suerte” pues luego de ese episodio de súplica, su hija fue “rescatada” viva por la policía. En este caso ella pudo regresar a su hogar, en el caso del maestro Miguel Vázquez regresó con su familia muerto “pero al menos pudimos darle sepultura, sabemos dónde está enterrado”, dice Honorina.

Ese es su consuelo, esa “suerte” que no todas las familias de víctimas tienen ya que miles deambulan de fosa en fosa buscando algún indicio que les ayude a localizar a su familiar desaparecido. “Los desaparecidos”, otro de los estragos de la violencia en México.

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