No se le pide a la primera dama que sea inteligente- aunque no le haría mal a un mandatario o mandataria que su cónyuge tuviera un coeficiente promedio por lo menos-, que tenga una educación mínima- que tampoco le estorbaría a un mandatario- pero sí que tenga prudencia, aunque sea mínima. Hay un buen adagio, la mujer del César no sólo debe ser, sino parecer. Aquí ni lo uno ni lo otro.
La austeridad llega a los pinos,y es que ,¿ padre no? la primera dama reutilizo su finisimo y carisimo vestido de diseñador .El pais se le cae a pedazos al presidente y pretenden darle una conotacion a esa nota,en verdad resulta indignante